sábado, 17 de noviembre de 2012

Carta a los barones del PSOE

Yolanda Jarabo Crespo - ATTAC Castilla - la Mancha

Estimados señores del PSOE, si no escribo esta carta, reviento. Y les voy a explicar el porqué, aunque no sé si llegarán a entenderlo, porque después de haber perdido la dignidad, parece que también han perdido el entendimiento o sufren un trastorno psicótico que les hace alejarse del contacto con la realidad.

Miren, perdieron en la última legislatura porque no lo estaban haciendo bien. Porque todos sospechábamos que aunque su vicepresidenta y su presidente se empeñaban en decir que estábamos saliendo de la crisis, nadie nos lo podíamos creer, en vista de lo que empezaba a verse. Recuerden que la crisis de Caja Castilla La Mancha fue la primera, y lo arreglaron como pudieron de tapadillo. Bueno, supongo que recordaran que Castilla La Mancha era uno de sus feudos. Mientras tanto, el Sr. Bono (acérrimo socialista y creyente), por poner un ejemplo, se pavoneaba con la clase alta de España. Veíamos como su partido era cada vez más endogámico, y la dedocracia estaba a la orden del día. Por otro lado, nos deslumbraban con campañas alarmistas como aquella de la gripe A, apoyados por intereses farmacéuticos (todavía ruedan por los Centros Sanitarios aquellas batas, mascarillas y gafas). ¿Cuánto se gastó en esa bravuconada España? Y, en fin, todos veíamos que sus palabras olían a chamusquina.

No intenten decirnos que no estaban al tanto de la que se avecinaba. Un mes después de perder las elecciones, Su Majestad, el Rey, nos advirtió en el discurso de Navidad que venían tiempos duros. ¿Es que el Rey sabía más que ustedes en la que estábamos metidos? Tal vez él era el único que en sus paseos miraba los bloques de edificios levantados sin ton ni son… Muchos españoles de a pie ya veíamos que esos tabiques de cemento se nos caerían encima, más tarde o más temprano.

¡Ah! Por cierto, tampoco estaban al tanto de las cuentas. ¿No conocían la gestión del anterior gobernador de España? Había muchos inspectores que lo estaban diciendo a gritos. ¿Padecen también sordera? ¿Es que no sabían que algunos exministros socialistas también llevaban su dinero a paraísos fiscales?

Al final pasan a la oposición, ¿y qué hacen? Pues no se sabe bien si matan o espantan. Toman una postura y a continuación la contraria. Lo último, lo más doloroso ha sido su puesta en escena para negociar los desahucios. Aunque el PP quiera llevarse el triunfo, ha sido la movilización social la que lo ha conseguido. Mientras, cabe recordar que el PSOE se negó a cambiar la ley en su legislatura, después con el actual gobierno, rechazó de pleno la propuesta parlamentaria de IZQUIERDA PLURAL, y al final se pone deprisa y corriendo a intentar negociar una salida con el PP, tratando de demostrar una posición más favorable para la población que la oferta del actual gobierno. Por último, hoy el PSOE se decide a pedir perdón. Yo pregunto a quién va a pedir perdón: ¿a los muertos tal vez? ¿a los pobres infelices que ya están durmiendo en la calle? ¿a los extranjeros que quieren huir de esta tierra desagradecida y que no tienen dinero ni para el avión? Después de tanto sufrimiento humano ¿se atreven, señores socialistas, a pedir perdón?

He tardado mucho en abrir esta parcela del dolor que mi corazón siente por la España actual, que va mucho más allá de las fechorías del PSOE, entre otras razones porque me pitaba el sermoncito del PP y de sus votantes de que todo era debido a la famosa herencia recibida. También porque tengo muy buenos amigos que militan en el PSOE y que han trabajado para su partido y para la sociedad de una forma impecable. Y porque quería sujetarme a aquellos miembros del PSOE con un pensamiento tan lúcido como el de Gabilondo, sintiendo que de ahí no podía salir nada malo.

Miren, yo no los voté en la última legislatura. Pero hay gente que todavía quiere una socialdemocracia honesta y transparente que luche por los derechos sociales. Si quieren que ese milagro ocurra, les aconsejo que desaparezcan de la faz de lo público y dejen retomar el partido a la gente buena que les ha apoyado. Tal vez de ahí puedan salir brotes verdes, de esos de los que la gente habla y busca desesperadamente alrededor de este panorama desértico que nos rodea.

Yo no los volveré a votar. Ni los perdono. Porque creí en su partido cuando era joven. Recuerdo que se me saltaban lágrimas de adolescente cuando escuchaba a Felipe González. Y porque los enemigos no traicionan, puesto que son enemigos. El daño mayor es la traición de los que consideraste amigos.

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